La Hermandad del Saber Perpetuo. Bajo este nombre presuntuoso se enmascaraba una secta de charlatanes, falsos eruditos y brujos de Atalanca. En un principio, los dos sectarios que capturé me dijeron que estaban haciendo preparativos para una expedición a la zona en la que tuvo lugar la conocida batalla de Tres Colinas, con la finalidad de completar sus mapas e investigaciones históricas. Al aplicarles el debido tormento, acabaron reconociendo que su expedición nada tenía que ver con corregir mapas, sino que el objetivo de su búsqueda era encontrar el paradero actual de una antigua reliquia conocida como El Corazón de Xa-vorn. Tras la lapidación de los sectarios, investigué las notas que habían dejado en los papiros y pergaminos que ocultaban en su guarida; en muchas de ellas se hacía referencia a este maligno artefacto y cómo su posesión serviría para aumentar el poder e influencia de este culto de adoradores de demonios.
Según los escritos, la entidad conocida como Xa-vorn antecede con mucho la llegada de los humanos al mundo, e incluso de los xazaar. Se describe como un ente sin forma definida, dotado de numerosos apéndices o extremidades, que habitaba en algún lugar en las entrañas de Las Hermanas Eternas. La criatura se comunicaba mediante mensajes telepáticos, y fue adorada como una divinidad menor por los antiguos taresios. Algunas teorías mencionan que la reliquia conocida como el Corazón de Xa-vorn es el propio órgano conservado de la bestia; otras postulan que es en realidad un fragmento cristalizado de su esencia. Todas coinciden en que la criatura la utilizaba para comunicarse con sus adoradores, dotándolos de conocimientos secretos y una visión sobrenatural, capaz de hacerles percibir la realidad pura de las cosas, sin mentiras ni ilusiones creadas por la brujería. Algunas fuentes, las más críticas, sostienen que a cambio de tales poderes se alimentaba gradualmente de la salud y la cordura de su poseedor. Su apariencia es la de una gema del tamaño de un puño, del color de la amatista, que late de vez en cuando con un brillo pálido.
El Corazón pasó de un propietario a otro a lo largo de los milenios, primero entre los xazaar, y luego entre los humanos. Por un tiempo, fue uno de los artículos especiales de un traficante de antigüedades de Ilenque, que acabó vendiéndola a un rico caudillo luberio. Este caudillo, llamado Ektan, habría sido uno de los consejeros del Puño al servicio del Gran Orador de Luberia. El Corazón se perdió en la batalla de Tres Colinas, junto con la vida de su último propietario conocido.
Debo encontrarlo antes de que caiga en las manos equivocadas. Que el Demiurgo me guíe y me proteja en esta búsqueda.
– Fragmento de unas notas garabateadas en una tablilla de cera, encontradas junto al cadáver de un Purificador luberio a las afueras de Ilenque.